miércoles, 10 de septiembre de 2014

Nueve lágrimas.

Si tuviera que definirme diría:
Soy nueve lágrimas contenidas por un cajón roto.

Si tuviera que hablar de mí (qué voy a saber yo de mí) diría:
nueve, novecientas, nueve mil tazas de océano tengo en las manos
y me quedaría corto con mis sueños, y sería señalado por la calle:
mira, un astronauta disfrazado de poeta.

Si tuviera que subrayar algo mío diría:
Tengo el interior lleno de escombros
por demoler constantemente la realidad que me dan hecha.
Y se reiría de mí el cielo desde sus costuras
y los ciclos se reirían de mis ladrillos
pero los pájaros heridos por el cambio
harían nido en mis hormigoneras.

Si tuviera que responder a la pregunta.
A vuestra pregunta.
diría:
Estoy atrapado en el atardecer de un día que ya no existe.

Me lastran los muros de plomo que os han metido en los ojos

No tengo miedo a que la linde se acabe.

Estoy trabajando en una urna que pueda contener la existencia.



martes, 2 de septiembre de 2014

Se busca musa

SE BUSCA MUSA

Se busca musa.
Con eso no quiero decir que busque, solo anuncio mi deseo de cruzarnos.
No tengo mucho que ofrecer, ni siquiera condiciones laborales porque para ti no debe suponer ningún trabajo ser poesía.
Por eso me ahorraré las claúsulas, el contrato y las llaves de la taquilla. Puedes quedarte a vivir en mi vida, aquí no vas a necesitar uniforme, ni te rondarán continuamente deseos de marcharte a casa.
Es probable que te requiera de madrugada. Te aviso previamente de esas veces en las que no puedo parar de hurgarme el pasado, de levantar costras, de reabrir cicatrices.
Jugarme la vida en mis rotos.
No te preocupes, si no sabes coser, puedes sonreír. No te asustes si mis versos se hilvanan con los bajos de tus alas y la sangre de antes se convierte en saliva. No te asustes, al principio, si todo el recuerdo que supura mi cuerpo se vuelve una simple anécdota literaria.
Lo del finiquito ya lo hablaremos, ahora me interesa más que entiendas que vas a tener que quererme como si no fuese a
acabarse nunca. Ya sé que ni tú, ni yo creemos en la eternidad pero habrá que tener fe para no meternos prisa.
Mientras te vas haciendo a la idea puedes empezar a protegerte de tus miedos hasta que termine esta fosa común para enterrarlos junto a los míos.

Es importante que seas salvaje, conservando la inocencia. Debes ser, entre otras cosas, la fiera que mi espalda necesita, un
animal irrealmente humano, una niña vieja, una adulta sin lazos con el tiempo, una verdad
insolente, una cima que jamás se encumbra...
Siento decirte que no voy a poder pagarte las horas extra pero te dedicaré todos mis insomnios y dejaré que vivas conmigo todo eso a lo que antes me había negado.
Siento también decir que no te voy a dar vacaciones, ni días sueltos pero tampoco agobios, ni estrecheces. Eres libre, aunque no te lo parezca, aunque yo no quiera parar de manufacturarte los labios a versos.
El salario será todo el arte que me crezca si te miro. Será el cimiento, la fachada y el tejado. Será todo lo que no podamos sujetar con los dedos: el lenguaje de lo imposible.
Repasando requisitos, necesito una mente de esas que enamoran a cuerpo vestido, un poco de locura, un alma bonita y un montón de inquietudes; la curiosidad será estimada.
No te preocupes si aún no sabes dónde está todo lo que ahora me falta, ponte en contacto conmigo y lo vamos encontrando.